domingo, 8 de junio de 2014

Dos divas del olvidado club de las artistas que no son parte del Buena Vista.

Cuando hablemos de Cuba en el siglo pasado les puedo asegurar, mis amigos lectores, que la cultura de la isla tuvo un pujante crecimiento y transitó en todo esplendor por el siglo XX. Muchos de estos artistas  ya casi olvidados adquirieron la fama durante la etapa republicana, muchos se fueron de Cuba después del 59 y otros se quedaron bajo viento y marea. Si bien a lo largo de la última mitad del siglo la música cubana floreció para unos pocos con el auge del Buena Vista Social Club, no todos han tenido la misma suerte. 

Me voy a referir a dos divas de la canción popular en Cuba: Natalia Herrera Díaz y Juana Bacallao. Las dos han tenido el privilegio de haber nacido a principios de ese siglo tan controversial en la historia de la mayor isla de las Antillas Mayores. A ellas se les puede preguntar el significado de Patria, con o sin revolución pues el concepto que engloba la palabra es solo uno y nunca estará ligado ni a la política ni  a los politiqueros. Ellas dos han puesto en alto el nombre de Cuba tal y como lo han hecho otras divas de la canción insular. Sin hacer alardes ni ostentando de lo que tienen o han dejado de tener, que es bien poco, representan a Cuba donde quiera que estén.

Para ellas, que se quedaron y lograron el éxito a pesar de las incomprensiones del exilio, ha sobrevenido el olvido y la apatía del sistema que las acogió en algún momento y que las ha dejado casi a merced de la caridad de sus amigos y admiradores en las postrimerías de su vida. A ellas dedico este artículo como también a otras personas del mundo del arte y de otras profesiones que con más de ochenta y tantos años aún se resisten al tiempo y mantienen su espíritu y su talento a pesar de que se les ha dado muy poco reconocimiento material a cambio de su arte o talento. Ellas dos son la pura esencia de la cultura cubana que no ha sido muy estimulada ni por los cazadores de talentos como Ray Cooder y otros tantos, ni por el exilio cubano, ni por el sistema que impera hoy en la isla.

Venga madrina, tráigame la calma que Yemayá me arrulle y me proteja. Canción " Por si acaso" inspirada en Natalia Herrera según su autor Amaury Pérez Vidal.


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Foto tomada en la casa de la Artista.Mayo 27,2014

Natalia Herrera Díaz nació en pleno corazón de la Habana, criada en medio de la rumba de cajón y la chusmería típica del solar. Natalia ha logrado desplazarse por dos mundos bastante difíciles en el mundo de la actuación: la comedia y la interpretación. Ella dice que el humor en el cubano es algo espontaneo y que nace con uno. La chabacanería y el mal gusto también son parte del quehacer cultural de la isla. Natalia reconoce que hay mucho que hacer para corregir esto y no se puede aplaudir el mal gusto y la chusmería barata.

¿Qué es Las Vegas? ¡Lo mismo que fue la Habana!

Ser cantantes y trabajar en Las Vegas son  cosas que tienen en común estas divas además de un profundo y reciproco respeto por su trabajo  y de haber nacido ambas en el mes de las flores. Al saber que ellas dos han sido de las primeras artistas que cantaron en los cabarets de las Vegas, en Nevada, mi pregunta fue para saber quién fue la primera que estuvo en la mítica ciudad. Sin percatarme que la edad para muchas mujeres es un secreto traté de no insistir.

Las Vegas es el centro del juego y del divertimento en los Estados Unidos, lo que antes  había sido La Habana. Las historias de Mayer Lanski y los capos ítalo-norteamericanos, sus famosos hoteles de lujo Riviera, Capri, Nacional, Sevilla y sus casinos en la Habana, el cabaret Tropicana y el Sans Souci entre otros muchos lugares de recreación y esparcimiento en la Habana de aquellos tiempos es lo que hizo a esa cuidad una de las más interesantes urbes del Caribe en la primera mitad del siglo XX. Posteriormente a 1959 cerraron muchos de estos lugares parcialmente  con la llegada de los barbudos de Fidel y su revolución proletaria que prohibió el juego.

Es sin duda emblemático que dos artistas tan cubanas como las palmas hablen de sus experiencias como artistas en ese lugar.

Natalia dejando  a un lado sus dolencias propias de la edad se adentra en el pasado pero en un instante te sonríe con su picaresca y dulce sonrisa y te habla del presente y te predice el futuro con sus mágicas cartas. No hay vanidad en su discurso, es pura sabiduría y saber popular. El hecho de ser una de las mejores exponentes del humor en Cuba desde La Tremenda Corte, pasando por San Nicolás del Peladero y muchísimas películas y series televisivas cubanas de renombre además de estar activa aun y con ansias de que la “llamen “ para algún programa o seriado. Se la nota activa y con planes de futuro al hablar de su reciente gira por México y algunos otros planes y deseosa que se vuelva a repetir la oferta. Es sin duda admirable contar con esta artista que a sus 91 años se resiste al tiempo y al olvido.

Baila como Juana la Cubana…….

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Foto tomada en el Santuario del Rincon, Mayo 26, 2014.

A Juana me la encontré en el Santuario del Rincón, acompañada de familiares y amigos viajaba en un viejo Chevrolet del 52. Sin pensarlo dos veces me dirigí a la diva para pedirle tomarme una foto con ella  ya que estaba lloviendo y ella no podía salir a tomar el auto que la llevaría de regreso. Juana me respondió que sí con la humildad y la sencillez de un artista de su época.

A mi regreso he leído que está representando a Cuba en un festival en Barcelona.
La Bacallao ha trabajado en Cuba y en el exterior con los artistas de mayor calado y prestigio, entre ellos, por citar a unos cuantos, Lola Flores, Michael Jackson, Rafaella Carrá, Tito Puentes, Celia Cruz, Rubén Blades, Las Chicas del Can, Oscar de León, Nelson Ned, Cantinflas y Pedro Infante.

Sus actuaciones son un verdadero espectáculo. Hace reír y se burla  de todo y de todos los que le quieren seguir el paso doble sin llegar al mal gusto. Es una improvisadora nata. Recuerdo cuando niño que caminaba por la calle 19 en la barriada el Vedado en la Habana y veía a Juana cada vez con una peluca diferente. No podía imaginarme su colección de pelucas y ajuares que debe ser tan  grande como su corazón de artista. Su talla pequeña la hace ser grande en el escenario. Es sin duda alguna una reliquia de la cultura cubana que aún se resiste al tiempo, a la edad del retiro y a estar detrás de los mandados de la bodega con la libreta de abastecimiento, una jaba y hablando de lo que fue y no volverá jamás.